He estado pensando... como siempre en el proceso en que decidí embarcarme hace ya algunos meses. No ha sido fácil, y aunque muchos no entiendan por qué motivo un día empaqué mis cosas para embarcarme en un avión detrás de un sueño, que todavía se encontraba borroso. Dejé atrás la vida confortable de vivir en un apartamento totalmente amueblado, con cosas que no eran mías, pero que traté como si lo fueran; con un buen trabajo, que parecía promisorio y un salario estable; y a los seres que más amo en la vida, mis padres. Y entré en un país extraño, buscando con esperanza su sonrisa que se presentaba como una guía, como un compañero o casi como un ángel de la guarda y que me empujó a hacer los últimos arreglos para llegar acá.
Empacar sin saber a donde llegar y de qué vivir tiene sus consecuencias, y los primeros meses acá no fueron nada fáciles, convirtiéndome en una persona diferente, opaca y disminuída, insegura que se atascaba como sanguijuela a su existencia. Meses después, heme acá sola, pensando en cómo seguir adelante, con un brazo atrás y el otro adelante, con las mismas inseguridades sobre el mañana, pero con dos certitudes que me acompañan. La primera, nunca me arrepentiré de esta locura que empecé un día de agosto, en medio de mi vida cómoda, aunque suene a cliché, me sentía vacía, algo faltaba. Y aunque acá no tengo nada, la sensación de desvaneció por completo, lo cual me dice que debo estar en el camino correcto, difícil como un hijuemadre, pero como siempre, ya se encontrará la solución.
La otra, y aunque todo el mundo me diga lo mismo, que es hora de seguir adelante, de pasar la página, hay algo dentro de mí que me dice que vale la pena seguir intentando, esperando, aguardando, (lo)... y puede que sea una apuesta aún más arriesgada que dejar mi vida cómoda, hay algo allá adentro que me dice que está bien... aunque me duela el alma y y hasta todo los poritos, porque hasta con fiebre, lo que siempre está presente es él. A veces, no, casi siempre me preguntó si será lo correcto, porque todo el mundo no deja de decirme lo contrario, y aunque tenga la certeza muy adentro de mi ser, la verdad, no tengo idea cómo se supone que deba actuar. Pero bueno, como todo, supongo, es un proceso.