Llevo tan solo pocos meses de esta rutina, pero como en todos lugares siempre existen personas con las que se congenia maravillosamente desde el primer día. Así me pasó con C*. con quien finalmente terminé compartiendo buena parte de mis almuerzos estos meses y con el que llegué a compartir algo más que horas frente al computador. Claro no se puede decir que hayamos trabado una gran amistad, cerrada como suelo serlo y aun más en un ambiente laboral donde no te queda tiempo ni para fijarte en la bella vista de un noveno piso.
Pero vacío se siente cuando me lo dicen, C. se va, porque no siempre será fácil convivir en un ambiente laboral, porque cuando a uno no le gusta lo que hace pocas ganas le quedan de luchar eso, y porque tal vez jamás se terminó de acoplar al sitio o el sitio nunca se quiso acoplar a él.
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