Recuerdo ese día, estábamos en casa del que compartía mi vida en ese momento, celebrando, si no recuerdo mal, su llegada. Nos encontrábamos todos reunidos, su familia, sus amigos, su familia putativa, Z. y yo al rededor de una deliciosa cena y sobretodo llenos de emoción. Recuerdo muchas cosas, rostros, miradas, risas pero de todo ese barullo de emociones me acuerdo de Z. acercándose a la escalera donde me encontraba sentada, mirándome por instantes y segunditos después susurrándome algo al oído. Frente a mi mirada de estupor lo encuentro a él sereno, no con su sonrisita característica, sino con ese aplomo que saca cuando se encuentra sobre el tatami, era una mirada de las que te llegan allá adentro, de las que pfua!! te llegan al fondo del alma...
Recuerdo muy bien la sensación de confusión, es decir? por qué no ser feliz con cada poro del cuerpo, por qué si sé es feliz hay que ocultarlo? para mí, los momentos de felicidad hay que saborearlos profundamente... entonces por qué no demostrarlo? Momentos después sentí el cansancio de mi cuerpo. Había sido tan feliz en ese instante, que realmente me había dejado agotada!! y entonces acaso él tiene razón?
No creas ese es uno de mis grandes dilemas, acaso uno tiene que pasarse la vida aparentando cosas que no siente o dejando de demostrar lo que realmente siente? Por que en mi caso... modo ardillita de roja caperuza (descripción que, según mi ave negra, me queda como anillo al dedo), mantener el control sobre mis sentimientos/pensamientos es bastante complicado. Es decir, me siento como artificial, como engañando al resto de la humanidad, pero claro si uno los muestra tal y como son, si se desnuda, se vuelve vulnerable, entonces cuál es el camino?
Todas éstas reflexiones producto de la galería andante que ahora se encuentra en la Jiménez!! Hay una foto en particular…la foto de un travesti y su sensación de desnudez… hermosa!! Encantadora… sin palabras!
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