27 Oct 2006

situaciones

A veces me pregunto... si mi vida continúa siendo la botella de cristal en la que solía pensar cuando me encontraba en el Colegio, pero tardo poco en darme cuenta que no, como a todos, las desigualdades y los problemas sociales que se reflejan en la agresividad y en tanta violencia, golpearon sin aviso la puerta de nuestra casa.
Fue una noche, no recuerdo si llovía, pero recuerdo como estaba vestido mi hermano mayor, con su chaqueta amarilla pollo, esa que se llevaba a campo I, campo II, campo III y campo IV, recuerdo el sonido del teléfono en la madrugada, y el sonido de las pisadas a toda carrera de mi hermano, por la escalera. Recuerdo la cara de somnoliento de mi hermanito, el rostro desfigurado de la preocupación de mi madre... y el silencio sepulcral de mi padre...
Recuerdo tantos detalles, el silencio de mi hermana...
Unas semanas que las palabras herían, y mirarse a los ojos dolía... una rabia por dentro que mi hermano cargo por muchos años, y un choque nervioso tan fuerte que enfermó a mi madre.
Yo, una adolescente que miraba a todos con rostro de incredulidad y no atinaba al comportamiento apropiado...
Como muchas cosas, de esto es mejor no hablar, decía mi madre, que se explicaba por el dolor, la rabia y la impotencia que causaba pensar en ello...
Por muchos años fue muy duro para todos enfrentarlo, especialmente para la persona directamente involucrada... por muchos años nadie ha hablado de ellos y solo las personas muy muy cercanas conocen la historia....

Hoy los recuerdos han vuelto a mí, gracias a Kohai, el cual no visitaba hace mucho... los recuerdos no son tan pesados, pero aún así es inevitable para mí aún contener mis ojos... son el tipo de cosas que no se perdonan, pero que a la vez me enseñó que los límites son inexistentes cuando las personas quieren proteger a sus seres queridos... tal vez todo esto para intentar responder su pregunta...

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