9 Aug 2007

Adela (así le puse yo)

- Buenos Días, le podría tomar 20 minutos de su tiempo para hacerle unas preguntitas? es para un estudio académico que estamos haciendo en la U***
- mmmm
- si quiere se la hago mientras espera que le efectúen el desembolso... disculpe cuál es su nombre?
-Adela
- Doña Adela, me podría decir...
***
Así transcurren muchos de mis días, de mis sábados, extraños me cuentan sus historias, me dejan por un momentito entrar en su intimidad, en sus problemas, en sus alegrías... son 20 minutos de conversación entre dos perfectos extraños, que al final, siempre termino por hacerlos parte mía.
Ese sábado era igual, sentada al fondo de la oficina haciendo chistes con mis compañeros de rutina, esperando, aguardando la más mínima oportunidad para poder realizar mi acometido... pero era inicio de mes, el día era frío y no deseaba más que mi camita... después de casi una hora de las más profunda quietud y de divagar sobre San Antonio con mis compañeras, arremetió la última estampida del día... el que llega de afán, no saluda, paga la cuota y se va; aquella que va con sus hijos y que éstos juegan por toda la oficina, la que va con su abuelita para que le firme los papeles, los bebés llorando, los niños jugando... y todos esperando.
Así conocí a Adela, con una niña pequeña que se escondía entre sus piernas... una de las pocas personas que ese día se prestaron a que yo me introdujera en su vida... Adela, ahora que lo pienso se veía diferente a los demás… generalmente las personas que responden mi encuesta se encuentran felices, dispuestos... pero quien no, si lo piensas están en la corporación porque por fin van a recibir la "platica del préstamo" esa que necesitan para el negocito, para comprar aquella máquina de costura, para comprarle un nuevo mostrador a la tiendita... y dime quien ante esas perspectivas no pone aunque sea un poco más feliz? pero Adela no, ella tenía el rostro cansado, sus ojos eran inexpresivos, podrías tal vez llamarla un poco indiferente... Doña Adela no solo me dejó introducirme en su vida por los largos 20 minutos, sino que respondía una a una las preguntas con una paciencia intachable, nunca miró el reloj, nunca me hizo un ademán, fue maravillosamente generosa… pero de ella no solo tengo sus datos socioeconómicos y sus respuestas ante choques idiosincráticos y covariantes, ella me dejó mucho más.
Adela, madre de 3 hijas, la menor de 3 años, la misma que me miraba ocasionalmente, que se metía una y otra vez entre las piernas de su madre… Adela es solo la representación de los muchos ciudadanos que sufren el desplazamiento, las muertes en sus hogares, las pérdidas… pero que siguen adelante… y entonces ante todo esto, ante su vida, ante su angustia, ante su presente, acaso yo tengo que decir algo del mío?!?!

2 comments:

RadikalGirl said...

HE sentido alguna vez esa sensación de la que hablas, estar parado delante de alguien que si ha sufrido, que si ha vivido, que si puede llorar porque tiene mil razones para aquello... es desgastante darse cuenta que lo que uno suponía eran problemas no lo eran.... aún así, encontrarse cara a cara con esas realidades ayudan a que uno aprenda a amar más a su realidad y a apoyar de alguna manera a los que tienen que luchar más duro.

muchos saludos mi querida Maryoku!!!

maryoku said...

Cierto señorita radikal, muy cierto, pero al mismo tiempo sentí tanta impotencia!! Me sentí cruelmente indiferente…
;)rico tenerte de nuevo por aquí!!