12 Mar 2007

relato de una mujer ordinaria

Se levantó bien temprano en la mañana, de manera automática, colocó su cuerpo bajo la regadera, pero su mente no se encontraba allí... tantas cosas en la cabeza, tantas cosas por hacer, tantas cosas... y cuando volvió en sí se encontraba saliendo de su casa rumbo al mismo destino de todos los días. Como el camino es tan largo, ella prefiere dormir en lugar de ponerse a pensar, en lugar de darle vuelta a sus propios fantasmas mentales, en lugar de combatir prefiere evadirse a sí misma, tal vez, porque se encuentra agotada, porque no quiere perderse de nuevo en esa escalera sin fin que la lleva a lugares oscuros y profundos... por eso le gusta sentarse todo el día frente al computador y ocupar su mente en cosas importantes, como le llama ella. Pero cuando se mira al espejo y ve su piel cuasiverdosa, reseca... se siente vieja, con la carga de muchos años aún no vividos, aún no pasados. Del brillo de sus ojos solo queda una ligera muestra, un fantasma de sus días gloriosos... ya no es ella, es otra mujer indiferente la que se encuentra al otro lado del espejo y que, en ocasiones, se atreve a juzgarla... ésa no es ella, no es lo que recuerda... en qué momento se perdió de si misma? en qué momento erró el camino que la hacía tan feliz?
y entonces... se aleja de todo, sale a caminar y en las ventanas de los edificios, a esa hora en que no es de día pero tampoco es de noche, en que las personas olvidan cerrar su intimidad y prenden las luces... en ese instante de tiempo en que puedes ver a los demás dentro de su propia cotidianidad, vio a los viejos que, como ella, se paraban en la ventana a ver la vida pasar...

3 comments:

ru said...

no no! que no la vea pasar, que la vida de verla pasar, pesa. La vida es liviana cuando se vive. Dile a esa mujer, que no es ordinaria, que grite, salte, se sacuda, aguante la respiración pocos segundos y luego tome una bocanada de aire del tamaño de la luna, o del mundo, que se sacuda y despierte a la vida, y no la siga viendo pasar, que las ventanas se quedan solas y opacas, y los caminos se extienden y la llaman.

RadikalGirl said...

suele pasar...pero mejor es que la vida sea la que nos vea pasar....

un saludo!!

maryoku said...

es solo cuestión de sacudir el duro caparazón de la cotidianidad y reparar en lo hermoso de los pequeños detalles...